En aquella preciosa noche de la fiesta de la Vendimia, con su gran contenido simbólico y su estética incomparable, tradición que se remonta al siglo XVII, sumergidos en el misterioso mundo del vino en aquella Bodega histórica de Can Felíu un invitado muy especial fue el verdadero protagonista de la fiesta: el Amor, tan poderoso como que es el que mueve el mundo.
El nos sumergió a todos en aquella danza mística entre viñas y violines.
Todos los seres vivos tenemos alrededor de mil millones de latidos de nuestro corazón, según testifican los expertos ¿qué estamos haciendo con ellos?
Os invito a utilizarlos en algo grande, algo así como cambiar el mundo. ¿Una utopía?. Este mundo no nos gusta, es injusto y está lleno de sufrimiento, sumergido ahora en una crisis que va más allá de la financiera, una crisis de confianza.
Desconfiamos de todo:
- De los políticos sumergidos en una espiral de corrupción y de codicia.
- De los bancos que se embolsan nuestro dinero.
- De la transparencia y honestidad de las ONGs.
- De la medicina deshumanizada e invadida por el lucro.
- De la calidad de la enseñanza, alejada de la excelencia.
- De los alimentos adulterados que deterioran nuestra salud.
Los valores tradicionales han perdido su vigencia. Cada vez hay menos vinculaciones personales, la gente no quiere sentirse vinculada a nada y un profundo valle se hace presente en la vida de cada uno. Estamos buscando pertenecer a algo, darle sentido a la vida, compartir nuestros talentos, tener una vida plena y estamos desorientados en esta encrucijada.
Os invito a esta búsqueda…
Tenemos que pisar el camino, creer en ilusiones, en proyectos, en iniciativas, mejorarla vida de los que no tienen voz, reorganizar el mundo..
Tenemos que acabar con:
– el crecimiento de la brecha entre países ricos y pobres,
– con el endeudamiento empobrecedor,
– con la asimetría de las relaciones comerciales entre países ricos y pobres.
Tenemos que garantizar los derechos humanos.
El problema con que no enfrentamos es el reto a la democracia, de ello depende el que los pueblos tengan garantizados sus derechos.
Os invito a atravesar los subterráneos del mundo donde sobreviven los miserables de la tierra.
Bolivia, ese país entrañable de América Latina ”sangrando por sus venas abiertas” en frase de Eduardo Galeano, con una población infantil marginada y excluida y con su mejor tesoro sepultado entre el hambre y la desnutrición, la miseria y el abandono, el maltrato y la drogadicción, el analfabetismo y la incultura…..
Los “niños de la calle”, lo hijos de nadie, los dueños de nada, privados del derecho mas elemental, el de ser niños, y soportando cada día la dolorosa aventura de estar vivos.
Una infancia robada para siempre a millones de seres humanos. El desolador escándalo de nuestro tiempo.
Os invito a participar en este ambicioso proyecto “ De la calle a la vida”, con vuestro tiempo, con vuestro dinero, con vuestro entusiasmo, con vuestro compromiso, con vuestro esfuerzo, con vuestro corazón.
La vida no es un viaje a la tumba. Hay que llegar agotados y hechos polvo, diciendo ¡vaya vida!
Los espacios de participación están abiertos para todos los que queráis acompañarnos en esta apasionante andadura.
NUESTRO COMPROMISO
Una Fundación abierta, participativa, transparente, cercana, creciente, innovadora y eficaz.
Su directriz: la simplicidad y la fuerza.