Carta 27 febrero 2018

Querido… estamos todos hartos de que nos pidan, colaborar siempre para los que tienen hambre, para luchar contra la droga, para la ayuda humanitaria, para las catástrofes… 

¿Qué culpa tenemos nosotros de las desgracias ajenas? ¿Por qué tenemos que dar nuestro dinero y nuestro tiempo? Por que no se encargan los gobiernos que es su obligación?…

En la vida cuando algo deja de crecer y evolucionar comienza a morir. Me despierto por las noches con la imagen grabada en mi aIma de esos ojos tiernos, suplicantes, pidiendo perdón por haber nacido. Son los “niños de la calle” de esa entrañable América Latina. Su vida es tormentosa y sin nuestra ayuda, irreversible. Las políticas publicas siguen siendo ineficaces. 

No nos hemos inmunizado ante el dolor. No vamos a aceptar que deambulen errantes y envueltos en la miseria. No queremos que duerman en la calle entre cartones y tiritando de frío. No vamos a tolerar que sean violentados, explotados, prostituidos… , que vivan en la desprotección y el desamparo, que estén ausentes de las escuelas, que arrastren enfermedades sin que nadie les asista, que el amor no forme parte de sus vidas… 

Para eso necesitamos tu participación, tu tiempo, tu dinero, tu compromiso. Sin tu ayuda no va a ser posible. Esa es la razón par la que siempre pedimos. Es el dar alga de los mucho que nos sobra. 

Te invite a ser parte de este proyecto, pequeño pero grandioso. Es el construir un mundo mejor para estos niños de extrema pobreza y de alto riesgo.